Usados razonablemente, los videojuegos logran tener algunos enseres positivos sobre los crios:
Desarrollan el instinto de superación del gurí.
Aumentan su ligereza de razonamiento y estimulan su concentración.
Desarrollan sus reflejos y agilidad mental y mejoran la coordinación manual.
Promueven el trabajo en equipo en el caso de los juegos para varios jugadores.
Muchos están pensados con fines educativos, ojalá que, a la momento que juegan, aprenden sobre todo tipo de disciplinas.
Jugados en comunidad, logran ayudar a estrechar lazos y ocurrir tardes súper divertidas.
En contra de los videojuegos para crios
Tanto en su día la televisión, los videojuegos se han convertido en blanco de todas las críticas por los potenciales peligros que entrañan. Es cierto que, si su única diversión es retozar con la consola, el inmaduro acabará por volverse un forofo, dando constantes muestras de ansiedad y nerviosismo. Esta dependencia incluso le hará dejar de relacionarse con sus compañeros y de prestar atención a su entorno. Encima:
Los niños logran quedar expuestos a contenidos no aptos para su existencia, porque varios videojuegos contienen escenas de sexo, violencia, equipo, utilizan lenguaje soez, etcétera.
Existe aventura de sobrepeso u obesidad oportuno al sedentarismo al que obligan la mayoría de los videojuegos. De allá la buena acogida que han tenido los juegos que te obligan a moverte o practicar algún deporte.
Al conectarse con otros jugadores a través de Internet, conocer a familia indeseable o simplificar datos que no deberían.
Una última pega: las consolas son productos caros, y los videojuegos, todavía.
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